domingo, 23 de enero de 2011

No todos los días te encuentras con la posibilidad de ser persona, y sólo a veces se te pasa por la cabeza la idea de intentar serlo.
Bien es cierto que tengo sueño, y que ahí andas, quizás esperando que te diga algo o que no lo haga, o simplemente viviendo sin más, lo que debería hacer yo, sin pensar en lo que pienses.
No sé qué te pasa por la cabeza. No sé qué crees que me pasa a mí por la mía.
Algún día alguno de los dos se dará cuenta de qué es lo que quiere, y, en tu caso, seguramente me lo digas, pero no como me dices aquello de voy a chuparte la nariz u otra de las pocas o inexistentes cosas románticas que nos decimos. Simplemente tendrás que hacerlo, porque no soportarás guardarlo más tiempo dentro de tí y pensarás 'pobre de ella, no puedo dejarla así, algo tendré que hacer'.
Yo, por el contrario, me temo que estaré escondida detrás del toldo durante algo más de tiempo y, aunque nada es imposible, juraría que lo es el que yo te diga todo lo que pasé aquél mes, los siete de después y estos dos casi tres que pasan por ahora. Es mucho tiempo, hasta yo me he dado cuenta. Pero, a la vez, ha habido tan poco de lo que disfrutar...
No sé, si lees esto pensarás que vaya idiota, que cómo se la ocurre, que no era nada serio. Te asustarás y dirás que hay que terminar esto como sea, no tienes que darme alas otra vez, con lo agusto que estabas.
Pero a lo mejor tengo ganas de que lo leas, y por eso lo escribo. No para que te vayas, pero sí para verte una última vez.
En fin, que para qué engañarnos. Que te echo de menos, a tí y a tus manos, a tus dedos, a tu boca, tus labios y tus dientes, tus brazos y tus pies pequeños, tu pelo, tu barba y tus orejas, tus pendientes y lo que escuchas, tus gafas y tus ojos sin pupila, tu nariz y tu frente, tus rizos de por debajo de lo otro.
Ahora de repente te preocupas por mis sueños. Me has hecho sonreír. A lo mejor debería dejar de hacerlo.
No quiero darte más la brasa (a tí o al que lo lea, me es indiferente, seguro que se ha puesto a mirar desde tu lado). Buenas noches pequeño cerdo, de esos que acaban de nacer, aquellos que beben leche. Adíos nombre de tío. Hasta otra instrumento de soplar.

Que, como dijo hace dos meses al que sigo por los pasillos, 'esta puede que sea la mejor noche de todo el mes'. Acertó. ¡Quién lo diría!


Enano, de esos que te crecen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario