De un mar de no saber, yo sólo buscaba entrar dentro de
aquel tejado. Tú, cuidando cada uno de tus mundos buscarías el camino con el
que mi cabeza perdería ese sendero. Y entre tantas cabañas y refugios,
oportunidades o trenes, y el viento en mis mejillas, pensé. Lo siento, pero no
puedo leer más de lo que escribo.
Puedes decir que no, puedes no decir. Pero no me obligues a
buscarte, que me doy por perdida.
no sigo tu velocidad
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