Salado o dulce, ambas por igual. Dulce cuando estoy cansada, cuando voy a ir a trabajar, cuando llueve. Salado cuando es de noche, cuando estoy en la cama, justo después del dulce. O queso con miel. O membrillo con queso.
Y aquellas letras negras, y su tarde de verano. Naranja.
Dame un poco de ese cigarro, anda, que me quedo sin ideas...
De un mar de no saber, yo sólo buscaba entrar dentro de
aquel tejado. Tú, cuidando cada uno de tus mundos buscarías el camino con el
que mi cabeza perdería ese sendero. Y entre tantas cabañas y refugios,
oportunidades o trenes, y el viento en mis mejillas, pensé. Lo siento, pero no
puedo leer más de lo que escribo.
Puedes decir que no, puedes no decir. Pero no me obligues a
buscarte, que me doy por perdida.